By Alejandra Ocampo

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Cuando uno se refiere a Egipto, indefectiblemente debe realizar un viaje en el tiempo unos 5.000 años atrás, para así descubrir una de las más antiguas y poderosas civilizaciones. Egipto es un país que le ha dejado un increíble legado histórico y cultural a la humanidad, que gira en torno a los grandes Faraones, las avanzadas técnicas de momificación y sus ritos funerarios, las monumentales pirámides y la Esfinge de Gizeh, el mítico río Nilo, sus dioses, Alejandría y su legendaria biblioteca, quizás, la más prestigiosa de la Antigüedad.

 

Su escritura -jeroglífico-, es una de las maravillas de la cultura del antiguo Egipto, y que hoy se puede seguir admirando en las ruinas de los templos y palacios, en papiros o piedras en los museos. Era utilizada por los fundamentales escribas. Este tipo de escritura -grabados habitualmente en piedra o madera y, posteriormente, en papiros- consistía en diversos signos, ideogramas, fonogramas y diversos dibujos, que formaban palabras. Fueron descifrados en 1822 por el historiador y egiptólogo francés, Jean-Francois Champollion, tras examinar la Piedra de Rosetta, un fragmento de un decreto del Faraón Ptolomeo V, realizado sobre granito.

 

PoloLine pasó por Egipto, más precisamente por Kings Polo Club, ubicado en las afueras de El Cairo -cercano a las costas del Mar Rojo-, cubriendo allí los torneos de polo que se celebraron en el mes de octubre, en lo que es el primer complejo profesional para deportes ecuestres. Se trata de un lugar espléndido, que ofrece todo tipo de comodidades, y cuyo objetivo no sólo apunta a la expansión del deporte en ese país, sino también a competir en el más alto nivel. Es, además, un país cuya relación con los caballos se remonta al Imperio Nuevo, alrededor del año 1500 AC, cuando el Faraon Thutmose I ordenó construir los primeros carros para ir a la guerra, y sobre los que se destacó el poderoso Ramsés II. Los escribas debieron inventar un jeroglífico específico para poder referirse a los caballos en sus escritos.

 

La República Arabe de Egipto se encuentra en el noreste de África, y la mayor parte de su territorio la constituye el Desierto del Sahara, cruzado de Norte a Sur por el Río Nilo. Su capital es El Cairo y su segunda ciudad en importancia es Alejandría. Egipto es considerado el origen de la cultura occidental junto a la Mesopotamia. Sus primeros habitantes, huyendo del desierto, se ubicaron en dos áreas junto al Nilo, formando dos “países” conocidos como el Alto y el Bajo Egipto, para luego unificarse aproximadamente en el 3.100 AC bajo el Faraón Menes.

 

La historia del Antiguo Egipto se divide en tres imperios:

-Imperio Antiguo: Etapa en la que se destacó la cultura y el arte con la construcción de las legendarias pirámides, los imponentes complejos funerarios de los Faraones Keops, Kefren y Micerino, además de la Esfinge de Gizeh, un enorme monumento con cuerpo de león y una cara que -se dice- probablemente sea la del Faraon Kefren. Este Imperio finaliza con Tutankamón, más famoso por el descubrimiento de su tumba llena de tesoros, intacta, en 1922.

-Imperio Medio: Época de gran auge económico.

-Imperio Nuevo: Un período en el que la monarquía faraónica alcanzó su máximo esplendor, y cuya figura más poderosa fue el Faraon Ramses II, que contribuyó a la expansión del Imperio.

 

Tras una larga serie de períodos intermedios, la última dinastía cae en el año 340 AC en manos de los persas. Luego, vendrían los griegos y, finalmente, los romanos en el 30 AC, tras la victoria de Octavio sobre Cleopatra y Marco Antonio en la batalla de Actium. Siete siglos después, Egipto formó parte del Imperio Oriental, posteriormente Imperio Bizantino.

 

El Egipto moderno comenzó a gestarse en el 640 dC, con la invasión árabe, que introdujo su religión, el Islam, y sus idiomas, llegando a formar parte de los dominios del poderoso Sultán Saladino, tras la conquista de 1169, por la que fue consagrado Señor de Egipto y, posteriormente, Sultán de Egipto. Tras siglos de batallas y enfrentamientos con diversas civilizaciones y ejércitos, que incluyó una breve incursión del mismísimo Napoleón Bonaparte, Egipto declara su independencia en 1805, designando como gobernante al Sultán Mehmet Alí.

 

A lo largo del Siglo XX, y tras varios conflictos, especialmente con Inglaterra, en 1952 se instaura la República, y su primer Presidente fue el Coronel Gamal Abdel Nasser, quien además se convirtió en uno de los más fuertes líderes de Oriente Medio.

 

EL CAIRO Y ALEJANDRIA

 

La ciudad de El Cairo es la capital de Egipto, la más grande ciudad del mundo árabe, con alrededor de 16 millones de habitantes, ubicada en las riberas del río Nilo, y fundada en el 116 dC por los romanos. Su nombre se debe a un antiguo califato islámico, los fatimíes, que la llamaron Al-Qahira, y fue declarada capital soberana de Egipto recién en 1952.

 

Más allá de los vaivenes políticos, El Cairo es una ciudad repleta de historia y cultura. En 1979 fue declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad por la riqueza de sus museos, sus reliquias y su historia. El Museo Egipcio, inaugurado en 1902, incluye la mayor cantidad mundial de obras de arte del Antiguo Egipto.

 

Alejandría es la segunda ciudad en importancia del país, fundada en el 331 AC, y debe su nombre a su creador, Alejandro Magno, quien fue proclamado Faraón de una ciudad rica y próspera, además de muy culta. Alejandría fue famosa por su Biblioteca, la más prestigiosa de la antigüedad, y fue instituida en el Siglo III AC durante el período helenístico (323 AC a 30 AC). Si bien no se sabe con exactitud cuántas obras tenía la biblioteca, se estima que eran alrededor de 30.000, incluyendo rollos de papiros, volúmenes literarios, académicos y religiosos. Fue frecuentada por los más grandes intelectuales de la época, y su contenido hizo de la biblioteca el mayor difusor de la cultura en la Antigüedad. Su finalidad era recopilar todas las obras humanas, de todas las épocas y países en una suerte de colección inmortal para la posteridad, pero fue destruida por un incendio que hasta el día de hoy es un misterio para los historiadores. Si bien muchos atribuyen su desaparición a las invasiones romanas durante el siglo III DC, lo cierto es que su destrucción hizo que se perdieran enormes tesoros para la cultura de la humanidad.

 

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