Si uno dice Pieres, dice polo. Desde que el legendario Gonzalo Pieres fundó Ellerstina junto al inolvidable Kerry Packer, la caballada “marca Pieres” no ha parado de crecer y mejorar con los años, hasta lograr convertirse en una de las mejores del mundo. Caballos ágiles, veloces, multipremiados, arrancando por la fabulosa Luna, que Gonzalo ha jugado en los tiempos gloriosos de Ellerston y La Espadaña, y que integra el Hall of Fame de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo.

 

En la actualidad, los hijos de Gonzalo, y actuales miembros de Ellerstina, continúan con el legado familiar, saliendo a la cancha tanto en Argentina como en el exterior, luciendo la “marca Pieres” de caballos que tanto orgullo les da.

 

Gonzalito Pieres, reciente finalista del Abierto de San Jorge, y ganador del Abierto del Jockey Club, habló con Pololine sobre los caballos, una pasión de familia que acompaña a los Pieres desde hace más de tres décadas.

 

¿Cómo es el caballo de polo perfecto para vos?
Para mí, el caballo de polo perfecto tiene que ser muy fácil, blando de boca, muy ágil de costado y que tenga aceleración en la corta. La característica más importante es buena cabeza; esos caballos que tienen buen aprendizaje y buena altura. En mi caso particular, el caballo debe tener una altura media, no muy grande. Y, sobre todo, que sea dócil.

 

¿Cuál sería para vos el número ideal en un lote de caballos?
Hoy en día, tanto para jugar en Argentina como afuera, la base del lote es de 15 caballos. Creo que es el número ideal para arrancar.

 

En promedio, ¿cuántos caballos nuevos deben entrar a un lote según cada temporada? 
El promedio de caballos nuevos que entran en un lote va variando; depende de los jugadores y la cría que tengan. En Argentina, por ejemplo, el número es bastante grande, ya que es donde tenemos la base, la cría. Lo ideal sería una reposición aproximadamente de entre unos cuatro o cinco caballos nuevos por año en Argentina. Y en el exterior puede ser alrededor de dos caballos en promedio por temporada.

 

¿Cuál es la parte más importante de la hechura de un caballo de polo?

Todo; empezando por la combinación genética. Es un proceso muy importante en el que hay que estar muy bien asesorado, con buenas ideas y buenas combinaciones. Después del nacimiento, es ideal tener un buen campo, de primera mano, la doma, la hechura. Todos los pasos son importantes. Yo te diría que hasta los 5 años son los más importantes, es cuando hay que tratar de no equivocarse mucho y de que el caballo llegue aprendiendo, con la cabeza muy sólida. Así, el caballo llega preparado al momento de jugar y para que responda a lo que se le pide.

 

¿Cual es o ha sido tu caballo favorito y por qué?
Mi yegua favorita fue la Open Chita, una hija de la Luna, con la que jugué mis primeros Abiertos. La jugué hasta 2011, cuando se lesionó. Pero lejos fue mi mejor yegua durante mucho tiempo.

 

¿Cuál es o ha sido el mejor caballo de polo que viste jugar y por qué?
Hasta ahora fue la Luna, de papá, a la que vi jugar con Carlos Gracida, entre otros. Era increíble, cambiaba de mano, cambiaba de jugador y siempre tuvo un rendimiento espectacular; jamás cambió su forma de jugar. Y, genéticamente, dio muchos hijos y nietos, una línea de sangre importantísima.

 

De los caballos que viste jugar, ¿hay alguno en particular que te gustaría probar?
Me intrigan mucho los mejores de cada uno. La Dolfina Cuartetera, de Adolfito; la Machitos Jazz, de Mariano Aguerre; la Irenita Nuera, de Pablo Mac Donough; la Marsellesa, de Horacito Heguy; la Alazanas Birra, de Bautista Heguy. Ha habido muchísimas yeguas buenas que me hubiese gustado conocerlas o haberlas pedido para jugar, probar la sensación de jugarlas. Hay muchas yeguas buenísimas, que a muchos jugadores les gustaría tenerlas.